Como les comentaba en mi blog anterior, “Dicen que todos los caminos conducen a Roma“, pero también se desvían hacia otros senderos igualmente interesantes. Es por eso que, luego de descubrir Roma, tomamos rumbo hacia el sur. Nos hacía mucha ilusión conocer la Costa Amalfitana y ver con nuestros propios ojos los hermosos paisajes que se aprecian en tantas imágenes, donde las estructuras pintadas de colores se adornan junto al mar Tirreno en su costa.
Tomamos el tren que nos llevó de Roma a Nápoles y, desde allí, un transporte hasta esta joya costera. Posada entre riscos y acantilados decorados con un hermoso mar azul Tirreno, la Costa Amalfitana nos esperaba con un bello atardecer evocando paisajes cinematográficos. Su dramática hermosura natural, llena de hermosas flores y árboles limoneros, junto a sus casas y edificios coloridos, crean una estampa digna de una postal y el escenario perfecto para la continuación de nuestra luna de miel.
Hoy les hablaré de mi experiencia en este hermoso lugar y compartiré con ustedes algunos consejos que me fueron útiles durante mi visita a este destino de ensueño.