Ser agente de viajes es ser testigo de los momentos más significativos de muchas personas. Me encanta el proceso creativo de ir confeccionando un viaje con propósito. Muchas veces lo comparo con el arte de un “atelier” ese espacio donde puedo ir tejiendo los sueños y aventuras que mis pasajeros desean experimentar. He tenido el privilegio de crear viajes de compromisos de bodas como pedidas de mano en Machu Picchu, en otra ocasión en una góndola en Venecia y una de mis favoritas fue en el tope de la Pirámide del Sol en Teotihuacán cuando aún se podía subir. También preparar el viaje de bodas luego del compromiso ha sido mi tarea, hubo un año que preparé tantas lunas de miel que pensé que la vida me estaría enviando un mensaje. Pero no, ese año no era el mío, pasaron unos cuantos más hasta que me llegó el momento y quien se casaba era yo.
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Excelente información, gracias por compartir